Yacumama es la
palabra compuesta que quiere decir Madre del agua (yacu=agua, mama=madre) y las
historias normalmente describe una serpiente boa de tamaño descomunal que
habita en lo profundo de la selva amazónica, muchas historias se refieren a
ella y sus apariciones en cochas en lo profundo del monte son vistos casi en su
mayoría por antiguos cazadores o pescadores que se pierden por semanas en busca
de presas sin esperar toparse con este dantesco animal.
Varias expediciones
han ido en su búsqueda con el paso de los años y a pesar de haber encontrado
serpientes grandes, la que describen las historias y la gente que las vivieron
aún no ha sido encontrada, veamos uno de los varios relatos de esta criatura
legendaria:
En lo profundo de
un bosque impenetrable por su exuberante vegetación, había un lago muy poco
conocido por los que vivían en las proximidades de ese lugar.
Simulaba ser
sumamente tranquilo, apacible, en suma, un remanso de paz; pero,
lamentablemente era lo contrario. Así lo aseveraban quienes habían llegado a
él, pues sabían que tenía "madre" y que ella celosamente cuidaba ese
lugar, persiguiendo sin piedad al que por desgracia se atrevía a pescar en sus
aguas.
Llegó cierto día un
pescador que siguiendo el curso de un riachuelo desembocó en él; desde el
primer momento que lo vio, se sintió feliz porque creía que era el primero en
llegar y pensó: al fin podré realizar una "pesca milagrosa" en esta
laguna olvidada, que debe estar llena de peces. Infelizmente no fue así; al
penetrar en el lago, lo primero que hizo fue ubicar un lugar para arrojar su
tarrafa (red) y aunque se sentía intrigado por el movimiento del agua, siguió
remando confiado; pero el vaivén continuo de su canoa, siguió preocupándole
hasta que sintió que algo salía del fondo del lago. Rápidamente volvió para
averiguar qué era eso, y vio una terrible cabeza, suspendida a casi un metro de
altura sobre la superficie del agua moviendo su monstruosa figura de orejas
paradas y sacando su lengua puntiaguda.
Inmediatamente dio
vuelta su canoa, metió su remo con fuerza hasta el fondo del agua para
impulsarse mejor y en esos instantes apremiantes para colmo de males, notó que
las plantas de la orilla venían a su encuentro, cerrándole el pase como si
obedecieran a no sé qué designio; terriblemente asustado, giró su cabeza para
ver que ocurría con la fiera y comprobó que ella le perseguía a toda velocidad.
En ese momento,
aterrorizado levantó sus ojos al cielo y clamó ayuda a Dios, convencido que él
no podía hacer nada para librarse con vida de ese monstruo lacustre. Y
realmente, al parecer sus oraciones fueron escuchadas, porque inexplicablemente
cayeron al lago cuatro sachavacas (tapir) peleando y mordiéndose como fieras,
produciendo un tremendo ruido. Ese terrible estruendo asustó a esa serpiente,
que no era otra cosa que la terrible Yacumama, que velozmente se sumergió en su
lago. Incomprensiblemente, las plantas acuáticas también volvieron a su
posición inicial y todo quedó en calma, pues hasta las sachavacas se escaparon
percatándose de la horrible Yacumama.
El pescador que
advertía estupefacto todo cuanto sucedía. No quiso perder un segundo más, y se
alejó de este fatídico lago, antes que la Yacumama le cerrara el paso
nuevamente.
Lamentablemente no
llevó ni un solo pez, porque "la madre" de esa laguna no quiso
regalarle sus pacos, sardinas, sábalos, bujurquis, lizas y gamitanas.
AI respecto, se
cuenta que cuando alguna persona común se acerca a las orillas y penetra a esos
lagos encantados, se desata sorpresivamente una tormenta infernal que hace
zozobrar la embarcación y la persona se ahoga irremediablemente.